La Danza de Okuni y el Teatro Kabuki

La seducción de una cultura teatral vivida entre innovación y prohibiciones.
Wal Mayans

Definiendo el antiguo verbo coloquial “Kabuki” (hoy escrita con las características que indican arte del canto y de la danza) tenía en el siglo XVI el significado (que corresponde al actual verbo “Katabuku” o “Katamaku“) de inclinar, colocarse al centro, y por extensión, llamar la atención, salir de las reglas, ser bizarros.

“Kabuki” era también un modo de vestirse y moverse, excéntrico y vistoso, de la cual la danza era una integración natural. De parte del gobierno de aquella época se lamentaba del hecho que la moda “Kabuki” hubiera influenciado las damas de la corte y, más tarde, en el año 1650, un edicto shogunal invitaba a los miembros de la clase de los comerciantes a obtenerse a los comportamientos a la manera Kabuki”

En los orígenes de este teatro una figura femenina casi legendaria: Okuni, una sacerdotisa vagabunda del templo de Izumu, que, travestida de hombre, con ropas bizarras, efectuó el 25 del tercer mes del 1603, una danza sensual cerca del templo de Kitaro Tenmam, al norte de Kyoto. A consecuencia del éxito obtenido se transfirió al centro de la ciudad. Algunos años más tarde su presencia fue documentada también en Edo (actual Tokyo).
Okuni fue la danzarina más famosa de aquellos años y tuvo una fuerte influencia en la vida social de ese mundo fluctuante, la aparición de la cultura y en la estructura del arte teatral “Kabuki”. Sus danzas eran populares y algunas escenas cómicas donde dichos temas provenían de los aspectos del “Kabuki” de la vida de ese tiempo; cortejo a la madama de una casa de té, o escenas ambientadas en el baño público.

Además de los primeros espectáculos 0tro elemento que confundía el consuetudinario sistema de signos y distinciones sobre las cuales se funda la sociedad. En las escenas dialogadas, Okuni interpretaba las partes masculinas adecuadamente disfrazadas. El disfraz era una calidad en cuanto que confundía la imagen real e intensificaba sus atributos sobreponiendo explícitamente el masculino y el femenino. Y esto sucedido varias veces en las fiestas que transformaba en una constante desagradable a las leyes, pero perteneciente a las caracteristicas del mundo fluctuante. Muchas compañías siguieron el ejemplo de Okuni. Sus primeras herederas fueron las cortesanas de los barrios de los divertimientos para las cuales el espectáculo era un instrumento de atracción y de seducción, sostenido ahora también por la tonalidad sentimental y emotiva del Shamisen (instrumento de tres cuerdas).
Los teatros surgieron al lado de las casas verdes y de las casas de té y los protagonistas eran ellos mismos, tanto que para su reciproco sostenimiento, prostitución y teatro se volvieron objetos de severas prohibiciones.

En el año 1629 se les prohibió a las mujeres salir en el palco escénico, pero, como consecuencia inmediata fue el mismo disfrazarse a estimular y privilegiar la posibilidad espectacular y seductiva, de las compañías de jóvenes que tomaron el puesto de aquellas femeninas.
También dentro de este movimiento, además de Okuni encontramos el arte de la xilografía que tuvo valor determinante en esa época donde el Kabuki que fue de las expresiones más significativas de la cultura del periodo Edo y del grabado del Ukiyo-e que nacen y se desarrollan paralelamente influenciándose entre ellos.

El mecanismo perceptivo que llevaba a los pintores a concentrarse sobre la figura humana limitando las acentuaciones ambientales y guiando en partícula la vestimenta y el ademán que era análogo a aquel ejecutado de quien asistía a los espectáculos Kabuki cuando, durante las danzas puestas en conclusión de las escenas de diálogos, podía hacer lucir la belleza, el vestuario y el maquillaje de los danzadores. En seguida la escena del título visita a una cortesana, del repertorio Wakashu-Kabuki, clarifica este mecanismo de hacer lucir y llamar la atención sobre un único personaje. En este espectáculo que todo terminaba con la danza de la cortesana se llenaba del mismo perfume de erotismo, belleza suntuosa, y excéntricas. La aparición de estos jóvenes (Waka –Onnagata: actores para el rol de jóvenes mujeres), vestidos de mujeres provocaba entusiasmo y desordenes, despilfarro de fortuna y sobre todo mezcla entre las clases, desde el momento que los mismos Samurais no estaban excluidos de la fascinación de los Wakashi y se conducían a los espectáculos frecuentemente disfrazados para huir a la prohibición de frecuentar a los teatros o a las casas de los actores.
De esta forma influenciado por el carácter de la bailarina el travestismo en esa época se enderezaba hacia un vestuario, instrumento de identificación dentro de un lugar en el escenario, no más solo un aumento decorativo del físico del actor de si una elaboración de signos y decoraciones que construía imágenes unidas al desarrollo de la tipología del personaje.
En el año 1651 en Edo (actual Tokyo), una nueva sanción Shogunal preludia, a quien no tuviera el signo de la madurez (rasadura de la frente y de la sien) de pisar la escena. Se había llegado gradualmente a esta prohibición buscando limitar el lujo de los actores, tener alejados a los Samurais de los teatros, prohibiendo la homosexualidad y limitando también la presencia de la música y de la danza en los espectáculos.
Pero el Kabuki tenía ya profundas raíces en la ciudad, testimoniada de los edificios teatrales estables y autorizados en ellos primeros 20 años del siglo XVI Kioto tenía ya siete, en el año 1650 Osaka tenía seis, Edo tenía su primer teatro estable en el año 1624 y 1660 y sus más famosos teatros (Nakamura, Niyako, Murayama, Yamamura y Morita), en las que se amparan muchos teatros contemporáneos.
Paulatinamente entre él Ukiyo (mundo fluctuante) y las danzas de las sacerdotisas Okuni, cultura Kabuki desembocaba en una cultura teatral entre seducción, prohibiciones e innovaciones, se encaminaba un trabajo de invención para crear un camino teatral autónomo y por cuanto sea posible, legitimo

Bibliografía:
ll Teatro Kabuki Nelle xilografía del periodo Edo 1984 Roma, Museo Nazionale d-Arte Orientale.
Año 1995

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